Sentir a los demás Parte I



Cuando escuchamos la palabra sensitivos, lo primero que se nos viene a la cabeza son los espíritus, pero ser una persona sensitiva conlleva mucho más.

   Sentir abarca todo, tanto lo bueno, como lo malo, y las energías de los seres fallecidos es una de las cosas que más llama la atención, pero no podemos olvidar que ser sensitivo significa tener una sensibilidad a la percepción de energías de cualquier tipo.

   Todo el mundo emite energía; con las emociones, los pensamientos, los deseos, la ira, la envidia, la alegría, la pena, el amor, el miedo…. En definitiva, todo lo que nosotros sentimos en el día a día, genera diferentes clases de energía.

   Quienes tienen la percepción más desarrollada, las pueden recibir al igual que alguien con un gran olfato, distingue olores, que para otros son imperceptibles.

   A primera vista puede parecer una ventaja e incluso hasta algo apetecible de tener, pero os dijo por experiencia, que no es agradable.

   La percepción de los espíritus, ya la he explicado en varias ocasiones, en este post quiero explicar la percepción de las energías de otras personas. 

   Durante los años que llevo dedicándome a la parapsicología, he tratado con mucha gente sensitiva, que ha acudido a mí para encontrar un apoyo o quizás  una guía, para superar las dificultades.  

   He conocido a sensitivos con unas capacidades sorprendentes, que renegaban de su condición, otros que se creían tener un don único y no eran ni siquiera personas sensitivas, algunas que anhelaban serlo y querían aprender a desarrollarlo y una gran cantidad de personas, que eran y no sabían cómo manejarlo.

   Yo voy aprendiendo a la misma vez que vosotros, cada día aprendo algo nuevo de mis experiencias, comparto mis conclusiones, porque he visto que puede ser útil, para quienes estén pasando lo mismo que yo pasé y sé que muchas personas se sienten mejor al ver que no están solos, ya somos muchos los que hemos recorrido el mismo sendero.

   Poder gestionar lo que percibimos de las personas vivas, bajo mi punto de vista es más difícil que cuando tratamos con los sentimientos de los espíritus. Aquí se unen muchos más factores que nos puede perjudicar en nuestra vida cotidiana.

   Todas las energías se pueden percibir de una manera u otra, algunas son más fáciles de notar, como las que van con una carga negativa o trágica. 

   Los sentimientos positivos dan tranquilidad, bienestar y alegría. Al encontrarnos en un estado tan agradable, simplemente los disfrutamos y no nos ponemos alerta.

   En cambio, la incomodidad que nos genera la negatividad o la tristeza hace que estemos en un estado de constante observación. 

   Eso no significa que no podamos recibir los buenos sentimientos, como la bondad, el amor, el cariño o los buenos deseos. Por supuesto que los percibimos, pero a veces no somos consciente de ellos.

   Por el contrario, cuando una persona está emitiendo hacia nosotros unas emociones negativas, nuestro sentido de la percepción lo recibe como una amenaza, que nos pone alerta inmediatamente.

   La envidia, la ira, los malos deseos, las conversaciones a tus espaldas, los pensamientos nocivos y las mentiras, generan este estado de alerta que puede incomodar a los sensitivos.   

   La falsedad, le hace creer  a muchas personas,  que bajo su careta de amabilidad están seguras y no pueden ser descubiertas, lo que no saben es que  para una persona sensitiva no existe disfraz que oculte los malos sentimientos. 

   Por desgracia, el ser humano se fija más en la imagen de los demás, que en su propio reflejo, aunque algunos aprenden a desear sin codiciar, a compartir la felicidad ajena y a disfrutar de todo lo bueno que puedes aprender de cuando vives tu vida querer eclipsar  a los demás.

   En cambio, otros viven toda su vida buscando enemigos, contra quien focalizar su decadencia. 

   Seguro que conocemos a alguien así, y probablemente tengamos que verlos todos los días, en el trabajo, en la familia, en los amigos o en cualquier lugar que frecuentemos. Es inevitable tener cerca de nosotros a alguien con esta condición, pero podemos aprender a que no nos afecte las energías que desprenden estas personas. 

   Los sensitivos que se relacionan con gente así, reciben señales que les alertan de las energías que les rodean, pero todos no saben interpretar que les está ocurriendo. 

   Voy a explicaros de que forma recibimos esta señal de aviso.

   Las energías se pueden recibir de muchas formas y las podemos clasificar dependiendo el tipo de emisor, pero en este caso vamos hacer las clasificación de las formas de percepción, según lo que recibimos de otras personas.

   Hay varios niveles: 

   El presentimiento; que es cuando ves a una persona o piensas en ella y sabes que algo pasa, pero no tienes claro que es.

   La incomodidad; cuanto tienes claro que esa persona siente algo negativo hacia ti y tu propio sistema de defensa hace que te sientas incómodo a su lado, es un mecanismo que se activa para que nos separemos y evitemos males mayores.

   La recepción; es el nivel más alto de la percepción de las energías y se puede manifestar de varias formas; 

     • Auditiva: cuando escuchas sus palabras en tu cabeza.

     • A través de los sueños: soñar con esas personas hablando y tú observando o escuchando sus palabras.

     • Mentalmente: tienes esa información en tu mente, sin saber cómo ha llegado.

     • Visual: tienes visiones de esas personas hablando o haciendo algo que te perjudica.

     • A través de mensajes: dentro de la comunicación con los espíritus, se dan los casos en los que ellos mismos te avisan de personas nocivas a tu alrededor.

   Cuando se tiene desarrollado todo el potencial sensitivo, normalmente pasas por todas las fases en diferentes momentos de la relación. Lo habitual es que vaya aumentando la recepción de energías a la vez que la otra persona va incrementando sus malos pensamientos.

   Las emociones negativas cuando se alimentan también crecen, como un monstruo que se gesta en tu interior y termina por controlar tu corazón. 

   Este monstruo prospera con tu envidia, disfruta con las desdichas de los demás y sufre con las cosas buenas que les pasan a quienes tienen en el punto de mira. Pero no olvides que a ese monstruo lo creamos nosotros mismos y su dolor siempre será el nuestro.

   Hasta aquí hemos visto cómo podemos recibir las energías de los demás, pero una parte importante es como enfrentarnos a ellas y controlar lo que sentimos, para que no nos influya en nuestro día a día.   

   Como el tema es muy extenso, en el siguiente post os cuento como nos afectan, de qué forma las podemos combatir y os explico como las siento yo y que hago para que no me afecten. 

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