La percepción en tiempos difíciles
Uno los temas sobre los que más me preguntan a través de los mensajes que recibo, es sobre la percepción.
Muchas personas reciben señales o perciben energías por primera vez y ese nuevo evento les desconcierta.
En la entrada de hoy os voy a hablar de la percepción en estos tiempos que corren. Una época llena de incertidumbre y de acontecimientos trágicos para mucha gente.
Este post viene al caso por un mensaje que me envía una chica a través de mi cuenta de Instagram @isabelcamacho.ic
En el cual me explica, que desde que empezó la pandemia sentía muchos escalofríos y poco a poco empezó a notar energías de todo tipo, antes nunca había sentido nada.
Su temor es que cada vez va sintiendo más y la pregunta que me hacía era; ¿Sentir las energías, significa que van a ocurrir cosas malas?
En su caso, la percepción comenzó a desarrollarse con el inicio de la pandemia y ella ha relacionado la percepción con todo lo trágico que ha ocurrido durante este tiempo.
En mi opinión, percibir algo no significa que vaya a ocurrir más tragedias, pero si es cierto que cuando hay situaciones difíciles nuestra percepción se agudiza.
La época que nos ha tocado vivir está llena de sucesos terribles, no se puede ignorar el sufrimiento de tantas personas, pero también hay que mencionar que son muchos los que han aprendido a escuchar las voces del silencio que nos rodea.
Hay tanta gente que se han parado a pensar.
Algo que muchas veces se nos olvida, en nuestro agitado día a día.
Vivimos una rutina de estrés, que nos quita tiempo para reflexionar, solo tenemos en mente lo próximo que tenemos que hacer.
Nos olvidamos de lo necesario que es para nosotros desconectar de la rutina y ocupar nuestro pensamiento con cosas diferentes.
Creo que una de las pocas cosas buenas que ha tenido esta situación, es que nos ha obligado a parar. Y en ese parón hemos tenido tiempo de pensar, escuchar, recapacitar, tener nuevos propósitos y de mil cosas más.
Nuestro sentido de la percepción siempre ha estado ahí, pero la mayoría de las veces llevamos muchísimos años ignorándolo.
Cuando nos paramos a escuchar, no solamente escuchamos a las personas que tenemos a nuestro alrededor, también podemos escuchar las energías que están cercanas ti. Para ello solo tenemos que tener la sensibilidad en ese momento más activa.
Sentir escalofríos, el corazón se acelera sin motivo, estar nervioso o intranquilo de buenas a primeras, ver sombras, siluetas o personas y al segundo volver a mirar y no hay nadie.
Son cosas que a muchas personas les pasa en algún momento de su vida, pero no le presta atención.
Cuando estás sensaciones o visiones se vuelven habituales, es cuando nos paramos a reflexionar y el primer sentimiento que nos invade es el miedo. Pero no únicamente miedo a lo desconocido, también está el temor de creer que son señales de malos augurios.
Muchas veces hemos oído historia de personas que antes de una desgracia han recibido una señal de aviso o advertencia, que ignoraron y les ocurrió algún percance.
Tener algún tipo de señal antes de un viaje o un acontecimiento importante, no significa siempre que nos estén avisando de malos momentos.
Es muy difícil saber distinguir entre una premonición, un mensaje o una sugestión.
Por ejemplo, en los sueños la mayoría de las veces nos llegan mensajes cifrados y nosotros siempre nos quedamos con la parte que más nos desconcierta. Olvidándonos de buscar respuestas en las partes más insignificantes del sueño.
No te puedo decir el motivo exacto porque estás volviéndote una persona sensitiva. Lo que si te puedo asegurar es que siempre lo fuiste, aunque no eras consciente de ello.
Ahora tienes miedo y curiosidad, dos cosas que hay que aprender a controlar, porque las dos te empujan y te confunden.
Siempre digo, que no existe un manual para aprender a controlar estos temas, cada uno tiene que crear su propia guía. Así comencé yo a escribir parapsicología. Anotando en un diario de campo lo que me ocurría y como conseguía averiguar cosas que me resultaban útiles.
Los tiempos difíciles, plagados de noticias terribles, hacen que nuestros miedos vuelen libres por el subconsciente y si no sabemos distinguir entre percepción e imaginación, no podremos tener nunca la certeza de que es cierto lo que estamos sintiendo.
Las señales que recibimos pueden ser tanto buenas como malas, aunque siempre tendemos a pensar en lo peor.
No hay que tener miedo a sentir, solo tenemos que preocuparnos por aprender a distinguir.
Hasta el próximo post.