Quiero ser guapa

 


 

Hola, queridos lectores.

Hoy os voy a contar una historia que recordé hace unos días, gracias a un post que vi en un grupo de Facebook.

 En las redes sociales muchas veces estas en cientos de grupos que ni recuerdas que te habían agregado, pero por casualidad al abrir el Facebook la otra noche, vi un post que me llamo mucho la atención. 

En un grupo, una chica pedía si alguien le podía dar la receta de un ritual mágico para ser más guapa. Pero eso no es todo también había personas que le contestaban ofreciéndoselo por privado. 

Puede parecer una barbaridad para muchas personas, pero por desgracia esto ocurre día a día. 

Hay quien piensa que existen rituales para todo dentro de la magia y quien se los inventa para sacar beneficio de estas personas crédulas. Pero el tema de los rituales lo dejo para otro momento. 

Al leer esto me vino a la memoria el caso de una chica que conocí hace unos años. Era una chica muy joven, menor de edad en aquellos años. Se encontraba en un momento difícil de su adolescencia, ya que sus padres se acababan de separar y centró toda su atención en su físico, de tal manera que llegó a ser una obsesión. 

En aquella época ya estaban las redes sociales de moda y subir fotos era su único objetivo en la vida. Había dejado los estudios y no pretendía hacer nada. La mala relación de sus padres en ese momento le sirvió de excusa para que nadie la presionara.

 Ella y sus amigas compraron un libro de rituales de magia, esos que puedes encontrar en cualquier librería, que algunos piensan que pueden usar como si fueran recetas de cocina. Su objetivo era encontrar algún tipo de ritual esotérico para ser más guapa.

 Era una chica preciosa, pero ella no se veía así, quería mejorar todo de su aspecto físico, sin darse cuenta de que su mayor defecto estaba en su forma de pensar.

 Según me contó ella, pasaba horas sola en su habitación de madrugada intentando hacer los rituales y recitando las invocaciones que ponía en el libro. Intentaba con todos los que encontraba, rituales de fortuna, de amor o de lo que fuera. Quería conseguir que funcionara alguno para saber que era capaz de hacerlo y luego centrarse en su objetivo. 

Por las casualidades del destino, conocí a su madre por otro motivo y me dijo que su hija estaba sintiendo presencias en su casa y no sabía si era real o una llamada de atención por la situación familiar. Me pidió que hablara con ella. 

Cuando la conocí rápidamente entablamos buena relación. 

Ella pensaba que yo la podría ayudar con el tema de los rituales. Su confianza me sorprendió, ya que al poco tiempo de conocernos me empezó a contar todo. Me explicaba que cada vez que intentaba realizar rituales veía sombras por los pasillos de su casa, escuchaba murmullos de gente hablando donde no había nadie, cada vez que estaba sola se sentía observada y eso no le había pasado nunca. 

No tenía, miedo incluso yo diría que, al contrario, parecía como si estuviera contenta pensando que los rituales estaban funcionando de alguna manera, pero no sabía cómo hacer para que dieran resultado.

 Todo su afán durante nuestra conversación era que yo la enseñara a controlar hechizos. Cuando le di mi opinión y le expliqué lo que pensaba de los rurales que estaba haciendo, sé que no le sentó bien, pero era la única persona a la que podía acudir, por eso tuvimos varios encuentros más. Esta chica desarrolló su sentido de la percepción sin darse cuenta, seguramente siempre lo había tenido bloqueado sin pensar ni siquiera que eso podía ocurrir, ya que me contó que nunca había pensado en la existencia de los espíritus, era un tema que no le interesaba para nada. Pero de repente cuando empezó a centrar su atención en los rituales no paraban de pasarle cosas. Aun así su máxima obsesión seguía siendo el conseguir que funcionaran los rituales, le pregunté por qué tenía tanto interés y no dudó en contarme que quería ser más guapa. Incluso aún recuerdo su contestación cuando le dije que se estaba volviendo sensitiva. Ella me contestó; “No quiero ser sensitiva, quiero ser guapa”

Esta historia no tiene un final resuelto, porque con el tiempo al ver que no conseguía lo que quería de mí, dejo de ponerse en contacto conmigo. 

Hablé por última vez con su madre y le expliqué la situación que estaba viviendo su hija, pero tampoco le dio la importancia que yo esperaba. Solo me preguntó si yo podía ayudarla a aprender a realizar rituales para que se quedara tranquila. No me pareció correcto por parte de su madre tampoco esa actitud, se podía apreciar de dónde venía la frialdad de la hija y así se lo hice saber.

 Me peguntaron mi opinión y se las di a las dos, sé que a ninguna le gustó lo que le dije. Palabras que me reservo porque entré en temas personales de ellas. 

Después de esto nunca he vuelto a saber de sus vidas, en un primer momento tenía la esperanza de que cuando la chica creciera y madurara se daría cuenta de que no era lógico lo que hacía, pero después de conocer mejor a su madre perdí esa esperanza. 

El físico es tan importante para algunas personas que son capaces de comportarse de manera irracional, por conseguir su aspecto deseado. Lo peor es que este tipo de personas no encuentran nunca el punto perfecto y siempre siguen deseando ser diferente. 

Aceptarse uno mismo tal y como es, pienso que es el mejor ritual de belleza y más efectivo que existe. Cuando empiezas a verte bella, eres capaz de crear esa energía mágica que te hace sentirte bien, eso se contagia y si estás feliz eres más guapa o guapo.

Es triste ver como algunas personas pierden el rumbo de su vida por luchar por unos sueños efímeros que se basan en una falsa realidad. 

Historias como esta no son tan aisladas como me gustaría que fueran, hay muchas veces que buscamos soluciones a nuestros problemas en lugares que no deberíamos y no vemos nuestros errores, que en la mayoría de las ocasiones son los que no nos permiten encontrar las ansiadas soluciones.

Gracias por leerme y hasta el próximo post.

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